09 de enero de 2019
Los Hechos de los Apóstoles (Ellen G. White)
Capítulo 3
La gran comisión
Capítulo 3
La gran comisión
El sacrificio de Cristo en favor del hombre fué pleno y completo. La condición de la expiación se había cumplido. La obra para la cual él había venido a este mundo se había efectuado. El había ganado el reino. Se lo había arrebatado a Satanás, y había llegado a ser heredero de todas las cosas. Estaba en camino al trono de Dios, para ser honrado por la hueste celestial. Revestido de autoridad ilimitada, dió a sus discípulos su comisión: “Por tanto, id, y doctrinad a todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo: enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” Mateo 28:19, 20.
Precisamente antes de dejar a sus discípulos, Cristo explicó claramente una vez más la naturaleza de su reino. Les recordó las cosas que les había dicho anteriormente respecto a ese reino. Declaró que no era su propósito establecer en este mundo un reino temporal. No estaba destinado a reinar como monarca terrenal en el trono de David. Cuando los discípulos le preguntaron: “Señor, ¿restituirás el reino a Israel en este tiempo?” él respondió: “No toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que el Padre puso en su sola potestad.” Hechos 1:6, 7. No era necesario para ellos penetrar más en el futuro de lo que las revelaciones que él había hecho los capacitaban para hacerlo. Su trabajo era proclamar el mensaje evangélico.
La presencia visible de Cristo estaba por serles quitada a los discípulos, pero iban a recibir una nueva dotación de poder. Iba a serles dado el Espíritu Santo en su plenitud, el cual los sellaría para su obra. “He aquí—dijo el Salvador,—yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros: mas vosotros asentad en la ciudad de Jerusalem, hasta que seáis investidos de potencia de lo alto.” Lucas 24:49. “Porque Juan a la verdad bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo no muchos días después de éstos.” “Mas recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalem, y en toda Judea, y Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Hechos 1:5, 8.
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