30 de enero de 2019
Los Hechos de los Apóstoles (Ellen G. White)
Capítulo 6
A la puerta del templo
A la puerta del templo
Los presentes que recordaban el papel que Pedro había desempeñado en el juicio de su Maestro, se lisonjeaban de que se lo podría intimidar por la amenaza de encarcelarlo y darle muerte. Pero el Pedro que negó a Cristo en la hora de su más apremiante necesidad era impulsivo y confiado en sí mismo, muy diferente del Pedro que comparecía en juicio ante el Sanedrín. Desde su caída se había convertido. Ya no era orgulloso y arrogante, sino modesto y desconfiado de sí mismo. Estaba lleno del Espíritu Santo, y con la ayuda de este poder resolvió lavar la mancha de su apostasía honrando el Nombre que una vez había negado.
Hasta entonces los sacerdotes habían evitado mencionar la crucifixión o la resurrección de Jesús. Pero ahora, para cumplir su propósito, se veían obligados a interrogar a los acusados acerca de cómo se había efectuado la curación del inválido. Así que preguntaron: “¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?”
Con santa audacia y amparado por el poder del Espíritu, Pedro respondió valientemente: “Sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, al que vosotros crucificasteis y Dios le resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Este es la piedra reprobada de vosotros los edificadores, la cual es puesta por cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”
Esta valerosa defensa espantó a los caudillos judíos. Se habían figurado que los discípulos quedarían abrumados por el temor y la confusión al comparecer ante el Sanedrín. Pero por el contrario, estos testigos hablaron como Cristo había hablado, con un poder convincente que hizo callar a sus adversarios. La voz de Pedro no daba indicios de temor al decir: “Este es la piedra reprobada de vosotros los edificadores, la cual es puesta por cabeza del ángulo.”
Pedro usó aquí una figura de lenguaje familiar para los sacerdotes. Los profetas habían hablado de la piedra rechazada; y Cristo mismo, hablando en una ocasión a los sacerdotes y ancianos, dijo: “¿Nunca leisteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los que edificaban, ésta fué hecha por cabeza de esquina: por el Señor es hecho esto, y es cosa maravillosa en nuestros ojos? Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que haga los frutos de él. Y el que cayere sobre esta piedra, será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.” Mateo 21:42-44.
Mientras los sacerdotes escuchaban las valerosas palabras de los apóstoles, “les conocían que habían estado con Jesús.”
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