03 de junio de 2019

Los Hechos de los Apóstoles (Ellen G. White)
Capítulo 33
Trabajos y dificultades 

En Tesalónica Pablo había encontrado personas que se negaban a trabajar con las manos. Respecto a esta clase escribió más tarde: “Andan algunos entre vosotros fuera de orden, no trabajando en nada, sino ocupados en curiosear. Y a los tales requerimos y rogamos por nuestro Señor Jesucristo, que, trabajando con reposo, coman su pan.” Mientras trabajaba en Tesalónica, Pablo había tenido cuidado de presentar a los tales un ejemplo correcto. “Porque aun estando con vosotros—escribió,—os denunciábamos esto: Que si alguno no quisiere trabajar, tampoco coma.” 2 Tesalonicenses 3:11, 12, 10

En todo tiempo Satanás ha tratado de perjudicar los esfuerzos de los siervos de Dios introduciendo en la iglesia un espíritu de fanatismo. Así era en los días de Pablo, y así fué en los siglos ulteriores, durante el tiempo de la Reforma. Wiclef, Lutero, y muchos otros que beneficiaron al mundo por su influencia y fe, afrontaron los ardides por los cuales el enemigo procura arrastrar a un fanatismo excesivamente celoso las mentes desequilibradas y profanas. Ciertas almas extraviadas han enseñado que la adquisición de la verdadera santidad eleva la mente por encima de todo pensamiento terrenal e induce a los hombres a abstenerse enteramente del trabajo. Otros, interpretando con extremismo cierto texto de la Escritura, han enseñado que es un pecado trabajar, que los cristianos no debieran preocuparse de su bienestar temporal y del de sus familias, sino que deberían dedicar sus días enteramente a las cosas espirituales. La enseñanza y el ejemplo del apóstol Pablo son un reproche contra semejantes conceptos extremos. 

Pablo no dependía enteramente de la labor de sus manos para sostenerse en Tesalónica. Refiriéndose ulteriormente a lo que le sucedió en esa ciudad, escribió a los creyentes filipenses en reconocimiento de los dones que había recibido de ellos mientras estaba allí: “Aun a Tesalónica me enviasteis lo necesario una y dos veces.” Filipenses 4:16. No obstante el hecho de que había recibido esta ayuda, tuvo cuidado de presentar a los tesalonicenses un ejemplo de diligencia, de modo que nadie pudiera acusarlo con razón de codicia, y también para que aquellos que tenían conceptos fanáticos en cuanto al trabajo manual recibieran una reprensión práctica.

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