25 de marzo de 2019
Los Hechos de los Apóstoles (Ellen G. White)
Capítulo 18
La predicación entre los paganos
La predicación entre los paganos
A causa de la oposición que afrontaban los discípulos, se le dió mucha publicidad al mensaje de la verdad; los judíos veían que sus esfuerzos por desbaratar la obra de los nuevos maestros no hacían sino añadir gran número de personas a la nueva fe. “El vulgo de la ciudad estaba dividido; y unos eran con los Judíos, y otros con los apóstoles.”
Tan enfurecidos estaban los jefes de los judíos por el giro que las cosas tomaban, que decidieron lograr sus fines por la violencia. Despertando las peores pasiones de la ignorante y turbulenta multitud, lograron crear un tumulto, que atribuyeron a las enseñanzas de los discípulos. Mediante esta falsa acusación esperaban que los magistrados les ayudasen a realizar su propósito. Resolvieron que los apóstoles no tuviesen oportunidad de justificarse, y que la multitud interviniese apedreando a Pablo y Bernabé, poniendo así fin a sus labores.
Algunos amigos de los apóstoles, que no eran creyentes, les advirtieron de los maliciosos designios de los judíos, y los instaron a no exponerse innecesariamente a la furia de la turba, sino a escapar por su vida. De consiguiente, Pablo y Bernabé salieron en secreto de Iconio, dejando que los creyentes continuaran solos por algún tiempo el trabajo. Pero su despedida no era de ninguna manera definitiva; se proponían volver, después que hubiera pasado la excitación, y completar la obra comenzada.
En todo tiempo y en todos los países, los mensajeros de Dios han sido llamados a afrontar acerba oposición de parte de aquellos que deliberadamente escogían rechazar la luz del cielo. A menudo, mediante la tergiversación y la mentira, los enemigos del Evangelio han triunfado aparentemente, cerrando las puertas por las cuales los mensajeros de Dios podían tener acceso al pueblo. Pero esas puertas no pueden permanecer cerradas para siempre; y a menudo, al volver los siervos de Dios después de un tiempo para reanudar sus labores, el Señor ha obrado poderosamente en su favor y los ha habilitado para establecer monumentos destinados a glorificar su nombre.
Expulsados de Iconio por la persecución, los apóstoles fueron a Listra y Derbe, en Licaonia. Estas ciudades estaban habitadas mayormente por gente pagana y supersticiosa, pero había entre ellos algunos que estaban dispuestos a oír y aceptar el mensaje evangélico. En estos lugares y en la campiña circundante decidieron trabajar los apóstoles, esperando evitar el prejuicio y la persecución de los judíos.
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